En 1980, la violencia que azotaba la zona del Cantón San José Llano Grande, en Tecoluca, San Vicente, se cobró la vida de José Orellana, acusado de pertenecer a grupos campesinos organizados.
Y meses después, su esposa Natividad de Jesús Guadrón fue asesinada dejando huérfanos a sus seis hijas e hijos. Con ella murieron otras cuatro mujeres de la comunidad.
Sin sus padres y sin rumbo, las hermanas y hermanos Guadrón emprendieron la búsqueda de familiares que pudieran acogerlos. En ese trayecto, uno de los hermanos murió de inanición. Los que lograron sobrevivir fueron María Cristina, Ana de Jesús, Santos, Lidia Sira y Valentín.
En 2015, Juan Ayala, su tío paterno, solicitó formalmente su búsqueda la CNB. Gracias a la investigación, en 2016, Juan y sus hermanos se reencontraron con María Cristina y Ana de Jesús Guadrón en Tepetitán, San Vicente. Sin embargo, la familia se enteró de que su único sobrino, Valentín, había fallecido en 2012 y que sus otras sobrinas habían sido adoptadas.
Ese mismo año, la CNB localizó a Santos Guadrón, quien fue reunida con su familia en Santiago Nonualco, La Paz. Pero aún quedaba una hermana por encontrar: Lidia Sira Guadrón Orellana, quien había sido llevada al extranjero por su familia adoptiva.
Finalmente, el 9 de noviembre de 2022, después de décadas de incertidumbre y distancia, Lidia Sira, ahora conocida como Belia Barnes, se reencontró con sus hermanas María Cristina, Ana de Jesús y Santos Guadrón.
Esta reunión tuvo lugar en la casa de una de las hermanas en Santiago Nonualco, departamento de La Paz. De este modo, tras años de búsqueda, estas hermanas volvieron a abrazarse.
